El último Falcon 9 explotó en su plataforma de lanzamiento en Florida en medio de una bola de fuego el 1 de septiembre. Hoy la compañía explica el motivo de la explosión tras analizar miles de archivos de vídeo y anuncia su intención de volver a operar este mismo domingo, con el lanzamiento de varios satélites de comunicación Iridium desde la base de Vandenberg de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en California.

La compañía de Elon Musk explica que el accidente se originó en uno de los contenedores de helio del tanque de oxígeno líquido de la segunda etapa del cohete. Estos recipientes están hechos de aluminio y tienen una capa externa muy resistente de fibra de carbono y se dio una interacción inesperada entre el helio, el oxígeno con aluminio y la fibra de carbono.

La empresa explica que el motor del Falcon 9 funciona con oxígeno líquido, cargado a baja temperatura. Durante el lanzamiento se calienta, al tiempo que lo hace el helio, para mantener la presión dentro del tanque. El problema surgió cuando el oxígeno se enfrió más de lo normal para mejorar la propulsión del motor. Cuando el aluminio y la fibra se enfrían se encogen a diferentes velocidades y abren brechas por las que el oxígeno líquido fluye. El helio podría haber congelado parte del oxígeno atrapado en las grietas y cualquier fricción o rotura de las fibras de carbono haber causado la explosión.