Mientras que en países europeos como Francia casi el 80 % del patrimonio invertido tiene una incidencia medioambiental directa que cumple con el artículo 8 y 9, este porcentaje apenas alcanza un 50% en el mercado español.

Esta es una de las principales conclusiones que se ha extraído en ASEAFI Green Evolution 2023. El encuentro en la capital española ha dejado constancia de que muchas veces las cifras no casan con el discurso.

“El inversor profesional tiene más medios, es más sencillo porque sabe lo que quiere. En el caso del particular, nos hemos confundido un poco todos, hay un pequeño porcentaje de casos que tienen marcados criterios estrictos en sostenibilidad, pero la gran mayoría siguen focalizados en la búsqueda de seguridad y rentabilidad”, ha señalado Fernando Ibáñez, cofundador de Ética Patrimonios.

¿Truco o trato? ¿Se apaga el interés inversor por el ESG?

La oferta de productos de inversión con criterios de sostenibilidad no ha dejado de crecer. ¿Lo ha hecho también el interés del inversor?

Los fondos sostenibles han visto esfumarse 2.700 millones en el último trimestre

A pesar de la 'publicidad' de la industria inversora, los datos siguen reflejando una demanda más débil en los fondos de gama sostenible. Según revela un informe de Morningstar, en el tercer trimestre se esfumaron 2.700 millones de dólares de fondos sostenibles, encadenando el cuarto trimestre consecutivo de retiradas.

De esta manera, los activos sostenibles registraron un descenso del 17% respecto al récord histórico alcanzado en 2021 de 358.200 millones de dólares.

Priman los activos en tendencia

A hilo de este argumento, José María Luna, socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales, ha destacado en Capital Radio que "este ejercicio, el inversor ha priorizado proteger la inversión y estar en activos en tendencia".

En los círculos pequeños de la industria, tanto por parte de banca privada, como de gestoras, el mensaje es el mismo. El interés está decayendo y porcentajes muy bajos de clientes están dispuestos a asumir una cartera sostenible. Y es que, ¿por qué asumir más riesgo cuando no están claros los criterios comunes ante la ausencia de un marco jurídico definitivo y homogéneo?

"Existe interés a medio largo plazo, pero en el corto plazo la normativa va por delante del interés del inversor", apunta Luna.