El yen por debajo de los 140 dólares. La primera vez en más de un cuarto de siglo y por la divergencia de políticas monetarias emprendidas por una Reserva Federal (FED) agresiva frente a un Banco de Japón adalid de una política conservadora para una economía mucho más fría que las occidentales.

Caídas históricas de la divisa que, en cualquier caso, perjudican a la economía, empresas y japoneses de a pie.

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

¿Por qué el yen está tan débil y qué significa la intervención del BOJ?

El supervisor nipón cree que encarecer su moneda no servirá para fortalecerla respecto del billete verde mientras a la crisis se suma la inflación y la guerra en Ucrania

Masato Kanda, responsable de las finanzas del país levantaba la manta poco antes de escuchar al gobernador del Banco de Japón, Haruhito Kuroda, decir que los tipos más que subirlos se iban a quedar como estaban. Ahora y durante más tiempo.

Una moneda en mínimos de los últimos 24 años. Intervenciones en mercados de divisas con políticas monetarias ultra flexibles.

Movimientos “rápidos y unilaterales” con una intervención hace años, en 1998 la última para lo contrario de lo que hoy: hacer que el yen fuera más débil.

La intervención de compra de yenes es rara. La última vez que Japón intervino para respaldar su moneda fue en 1998, cuando la crisis financiera asiática desencadenó una venta masiva de yenes y una rápida salida de capital de la región. Antes de eso, Tokio intervino para contrarrestar las caídas del yen en 1992.

Calendario acelerado

Cinco de la tarde hora local de Tokio. El yen estaba en las 142,39 unidades sobre el dólar. Sin subidas de tipos y con un mundo agresivo, un problema. Niveles en los que fijar la mirada hay.

Nos los dejaba en Información Capital el experto en mercados de CAPEX, Miguel Ángel Rodríguez. El día más volátil para la moneda refugio por excelencia.

En lo que va de año el yen ha perdido alrededor de una quinta parte de su valor frente al billete verde sobre el que manda Jerome Powell. Japón es hoy el único país del mundo que mantiene las tasas de interés negativas – ni Suiza va así que, en un movimiento histórico, ha pasado al terreno positivo.

Los precios en aquel país, que nada a contracorriente, están subiendo, pero nadie parece verlo. La inflación subyacente firmaba agosto con métricas al alza 2,8%, lo que se traduce en el ritmo más rápido de los últimos ocho años con motivo de las subidas en los precios de las materias primas y la debilidad de la divisa.

Todavía es “demasiado pronto” para subir los tipos de interés. Es lo que dicen en Tokio. Pero no es “pronto” para intervenir un mercado que no sabe cómo salir de una vorágine hacia debajo de pérdidas económicas.

¿Tienen sentido?

La historia nos dice que sí, pero las preguntas que quedan son varias. ¿Qué significado tiene un yen débil para la economía?

En general, un yen más débil ayuda a las grandes empresas japonesas con las operaciones globales porque aumenta el valor de lo que ingresan del extranjero. En parte gracias a la caída del yen, los beneficios corporativos de Japón han aumentado hasta sus niveles más altos desde 1954.

Una moneda débil también puede fomentar el turismo al aumentar el poder adquisitivo de los extranjeros, aunque, de momento y por la pandemia, Japón no se está beneficiando de esta pata de la recuperación económica.

En el lado negativo, un yen flojo encarece las importaciones de energía y alimentos, afectando a los consumidores cuyos salarios no se actualizan al día con el aumento de los costes de vida.

Desde el punto de vista del inversor la intervención de una divisa puede tener consecuencias importantes. Al invertir en activos denominados en divisas extranjeras, nuestras inversiones siempre están expuestas a la volatilidad de esas divisas. Normalmente cuando se produce la intervención de alguna divisa suele ser una circunstancia extraordinaria, lo cual lleva el mercado a tener reacciones bruscas. En estas situaciones es frecuente que nos encontremos con más volatilidad de la esperada.

El problema no suele ser de liquidez, ya que el mercado de divisas es uno de los más líquidos del planeta y siempre vamos a encontrar una contrapartida que esté dispuesto a comprar nuestra divisa. Pero sí que podemos sufrir más volatilidad de la que originalmente esperábamos.

Japón, por si las moscas, tira de tradición y mira a los salmones para seguir a la contra no solo del mercado