¿Qué pasaría si los propios humanos nos convirtiéramos en máquinas? Pues esta realidad no está tan lejos como creemos y a muchos ni siquiera les asusta. Y es que el 20% de los españoles estaría dispuesto a llevar un chip en su cuerpo para sustituir al móvil, según un informe realizado por Línea Directa.

En Suecia, por ejemplo, ya más de 4.000 personas se han implantado un dispositivo electrónico de estas características. Según informa el medio británico The Independent, si bien esto aún no sustituye el uso del móvil, este chip que se implanta debajo de la piel entre el pulgar y el dedo índice, les permite pagar en tiendas o supermercados, o también abrir la puerta de la oficina sin tener que usar llaves.

Con esto las personas vamos camino a convertirnos en verdaderos cyborgs, aquellos hombres máquina que vemos en las películas de ciencia ficción como Robocop, Terminator o los Transformes. Así como decía el filósofo Marshall McLuhan, la tecnología se volverá una verdadera extensión de nuestro cuerpo, o lo que es peor parte de nuestro cuerpo.

Ventajas del chip: no quedarnos sin batería

Volviendo al estudio, aquellas personas consultadas por Línea Directa que preferirían llevar un chip implantado en su cuerpo a llevar el móvil en sus bolsillos, dicen que de esta forma se imaginan poder almacenar miles de datos dentro de su organismo y hasta tener una cámara de fotos integrada. Y aunque nada de esto es posible todavía, ¿Se imaginarían poder pestañear y tomar una foto que luego quede guardada en nuestra memoria? Suena como un auténtico capítulo de Black Mirror.

Además, nunca nos perderíamos porque tendríamos un GPS integrado en nuestro cuerpo, y lo que es mejor, no nos quedaríamos nunca sin batería.

De todos modos, convertirnos en cyborgs tiene sus desventajas. A los encuestados en el informe les preocuparía que tener un chip en su cuerpo tenga consecuencias en la salud. También, se abandonaría aquella idea de irse a una isla desierta a desconectarse porque siempre estaríamos conectados a la red. Desaparecer en este escenario hipotético sería prácticamente imposible.

Y, ¿qué pasaría con nuestros datos? Pues la cesión de datos personales a terceros sería inevitable. Aunque si lo piensan bien, ya cedemos nuestros datos cuando nos creamos usuarios en redes sociales o cuentas de correo electrónico. Y es que nuestra huella digital ya navega por las bases de datos de las grandes empresas de tecnología.