“Cuando Alá ayuda, el triunfo llega", repetían los talibanes después de tomar sin resistencia el Palacio Presidencial de la capital de Afganistán, Kabul. Aunque todavía se desconocen las causas definitivas de la reconquista 20 años después, la acelerada retirada de las tropas estadounidenses y la débil (corrupta, según las voces más críticas) defensa local también han motivado la victoria.

Una ofensiva relámpago, donde han caído como fichas del dominó una capital provincial tras otra (30 de 34), hasta hacerse con el 90% del tablero del país centroasiático.

La huida en secreto del presidente Ashraf Ghani, deja un país en estado de pánico, con una economía en caída libre y la incertidumbre de no saber que ocurrirá mañana. En día 1 después de la caída de Afganistán a manos de los insurgentes. ¿Qué va a pasar ahora?

Reacciones internacionales, negocios, caos en la fronteras... Las secuelas del conflicto

La reacción de la comunidad internacional ha sido prácticamente unánime. La prioridad, en las próximas horas, es evacuar a los ciudadanos, no abrir un debate para reconocer o no a la nueva autoridad de facto. De esta forma, previsiblemente, se producirá una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU durante esta jornada. Rompen con la norma los gigantes, Rusia y China, que en las últimas horas han manifestado su voluntad de acercar posturas.

Desde Moscú la posición es más prudente, su respaldo dependerá de la conducta que tomen las nuevas autoridades talibanes y mañana está prevista una reunión de ambas partes en Kabul. El imperio asiático, en cambio, ya ha ofrecido su apoyo y músculo financiero al nuevo régimen, con el que comparte 76 kilómetros de frontera. El diseño de la "nueva ruta de la seda" y el temor a que Afganistán se convierta en una vía de escape para los separatistas de la minoría musulmana uigur, facilitan el matrimonio de conveniencia.

Mientras tanto, el caos se ha desatado en el aeropuerto de Kabul. Ya han fallecido 5 personas en medio del descontrol y los vuelos comerciales han sido suspendidos, según informa la agencia Routers. En el intento desesperado por huir del país, decenas de personas se aferraban al fuselaje del avión y caían al vacío cuando este tomaba el vuelo.

El Gobierno español tiene previsto enviar dos aviones desde Dubai para repatriar a los ciudadanos españoles y colaboradores afganos. Y así, todos los países involucrados, sin excepción, trabajar en la evacuación de su contingente.

Estados Unidos: "Esto no es Saigón"

El caso de Estados Unidos es uno de los más alarmantes. Aunque, su secretario de Estado, Antony Blinken, insiste en que la salida de la capital no se equipara a la caótica marcha de Vietnam, el gobierno norteamericano ya ha desalojado a más de 4.000 diplomáticos de la embajada y todavía debe conducir la marcha de más de 70.000 personas, la mayoría traductores, mecánicos, conductores y guias que han colaborado en su bando durante y la invasión y que saldrán del país para evitar represalias de los talibanes.

Las naciones no confían en las promesas de paz de los talibanes, a pesar de que Suhail Shaheen, una de los portavoces fundamentalistas, ha asegurado que "que no habrá venganza contra nadie". De momento, el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha hecho pública una carta donde garantiza que harán todo lo posible para reconducir la democracia en el país. Tarde para algunos, aunque a tiempo para evitar una nueva crisis humanitaria.