¿Puede la inteligencia artificial transformar nuestra vida sin perder de vista la ética? Así arrancó el segundo programa de Datalogia, el espacio radiofónico de Capital Radio patrocinado por Cognizant, dedicado a explorar el impacto de la IA en la sociedad. Cuatro voces líderes en el sector- Raúl Gómez, Enterprise Architect Banco Santander; Ángel Claro, Customer Interaction Platform Banco Santander; Javier Barroso, Head of Cognizant Moment Southern Europe and Middle East; y José Manuel Zafra, Head of BFS&I Iberia de Cognizant- compartieron sus visiones sobre el futuro de la IA y su regulación.

Datalogía

¿Puede la inteligencia artificial transformar nuestra vida sin perder de vista la ética? Así arrancó el segundo programa de Datalogia, el espacio radiofónico de Capital Radio patrocinado por Cognizant, dedicado a explorar el impacto de la IA en la sociedad. Cuatro voces líderes en el sector- Raúl Gómez, Enterprise Architect Banco Santander; Ángel Claro, Customer Interaction Platform Banco Santander; Javier Barroso, Head of Cognizant Moment Southern Europe and Middle East; y José Manuel Zafra, Head of BFS&I Iberia de Cognizant- compartieron sus visiones sobre el futuro de la IA y su regulación.

Conscientes del hype que vive la IA y del eterno debate sobre si esta tecnología sustituirá a los humanos, todos los contertulios mantienen que este augurio no se materializará ahora ni en el futuro más cercano. Raúl Gómez argumenta que “la falta de empatía, sentimientos y ética de esta tecnología lo hace improbable”. Por su parte, Ángel Claro afirma que ese presagio “solo se materializa en los libros de ciencia ficción, pues, como cualquier tecnología, la IA tiene un propósito y en ningún caso, es el de sustituir a los humanos”. Por el contrario, sostiene Zafra “el propósito de la IA es ayudar a que la vida de las personas sea mejor, no solo desde el punto de vista tecnológico, sino también ético, utilizándola de manera responsable”. Aunque, en marzo de 2024, Europa marca un hito histórico al aprobar la primera norma jurídica sobre IA, posicionándose como referente mundial, Claro matiza que “será la experimentación la que marque los usos éticos de esta tecnología”.

Regulación y educación

Ante un uso generalizado de la IA, los expertos hablan de la necesidad de regulación y, sobre todo, de educación. En este sentido, Raúl habla de “que el personal que trabaja en este área debe asumir el papel de evangelizador de la tecnología y de su propósito, es decir, de su capacidades y cómo puede cambiar el mundo”. En este punto, los contertulios dirigen su mirada al móvil y en cómo no se ha educado lo suficiente sobre esta herramienta que, supuestamente iba a ayudarnos a ser más feliz, y nos tiene enganchados con sus algoritmos. Tal y como explica Barroso, “la tecnología va más rápido que la regulación. Por esta razón, es importante educar a los educadores, es decir, a las personas adultas de referencia que muchas veces no tiene un conocimiento amplio de esta tecnología para guiar a los jóvenes en cómo actuar e influir en esta tecnología”. Raúl Gómez añade además la necesidad de cultivar un “espíritu crítico que impida que ChatGPT y otros agentes conversaciones se conviertan en un única fuente de verdad”.

Sin embargo, la educación y la regulación no son suficientes si se descuida el pilar fundamental sobre el que se construye la inteligencia artificial: la calidad del dato.

El dato, el gran olvidado

La base para que la IA genere resultados de calidad es el dato hasta el punto de que “si no hay un buen dato, no hay nada”, afirma Zafra. Gómez va más allá y señala que “la respuesta de la IA a un problema complejo será tan buena como la calidad de sus datos. A veces -prosigue- estamos intentado coger atajos por el hype sin haber hecho los ‘deberes’ en datos por ser lo menos cool”.