Cuando parecía despertar, el dragón se quedó sin gasolina. China preocupa al mundo.

Los vetos de Estados Unidos, la guerra acuciante de los microchips y las sanciones que no son buenas para nadie amenazan con llevar el conflicto híbrido al campo de batalla con los focos mirando a Taiwán esa isla autónoma, en el Mar de China, que mira desafiante a la todopoderosa Pekín en el territorio continental poniendo de manifiesto las divisiones que con palabras se quieren soliviantar y mediante las armas solucionar.

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El hombre que lo dirige todo es Xi Jinping, el presidente del Partido Comunista Chino y de una dictadura en la que el Estado es el cliente de una economía que se abre al mundo como nunca antes lo había hecho un sistema centrado en conseguir la igualdad de oportunidades. Lo que escuchaban es un extracto de un discurso que tuvo una estructura similar al de tres horas y media que pronunció en el anterior congreso, hace ya cinco años.

¿Problemas? Todos los que quieran porque el mundo de hace un lustro no es, ni de lejos, en el que nos movemos. Aguas que están revueltas en un enfrentamiento dialéctico. Y es que haciendo memoria el presidente de Estados Unidos era un hombre histriónico como Donald Trump. Acaba de ser elegido por un mandato que se está empezando a saber que pasará a la historia por ser uno de los más corruptos de la democracia americana.

Hace cinco años, Xi Jinping acaba de iniciar su segundo mandato al frente del PCC, algo que todos esperaban como se espera ahora. Lo único que lo de este 2022 no tiene precedentes.

Nunca antes un presidente chino había buscado cumplir 15 años al frente de un país donde las urnas no caben a pesar de que dicen entrar en una “nueva era”. Por supuesto, China no es ni remotamente débil o marginal, pero sí que que está perdiendo fuelle.

Miedo existe en unas calles donde la disidencia como la de los estudiantes de Hong Kong se ha solventado con detenciones. China quiere su propio estatus y espacio internacional. La posición adoptada es de “combate” frente al enemigo que se aparezca. El inmediato: Estados Unidos.

El no deseado: la Unión Europea y la mala influencia que es la Rusia en guerra de Vladímir Putin de la que toma distancias por lo que está sucediendo en Ucrania, pero, sobre todo, por las sanciones que se puedan derivar de un hipotético - aunque sea infundado - apoyo a los asesinados en la exrepública soviética.

Miedo al gigante

Occidente percibe a China como una amenaza. Lo dice un informe del Pew Center Research. En España, donde hace dos décadas solo un 21% de sus residentes pensaba mal de China, el sentimiento negativo cunde ahora entre un 63%.

China es uno de los pocos países del planeta que persiste en una estricta estrategia de cero covid, que implica testeos masivos y confinamientos totales o parciales de ciudades en el momento en que se detectan unos pocos casos.

Porque es curioso lo mucho que se asemejan las burbujas inmobiliarias y el peligro que entrañan para el sistema (el occidental y el oriental): al final, todas parecen confluir en el extrarradio de las ciudades, sobre antiguas tierras de labranza o baldías, en las que se yerguen hileras de fantasmas de hormigón desnudo entre carreteras cerradas al tráfico y vallas donde se anuncian sueños de clase media.

Culto al líder

La doctrina política actual en China es el xiísmo: el culto a la persona de Xi Jinping. La propaganda oficial lo describe como el líder fuerte que el país necesita para salir de una pandemia y contrarrestar la influencia de Occidente. La vigilancia digital y el orgullo patriótico son muy potentes, cada vez más, y en ellos se apoya Xi Jinping. De las recetas que aplique en su próximo mandato depende el destino de 1.400 millones de chinos y, en gran medida, el resto del mundo.

Tercer mandado para un líder amado de fachada aunque temido y con una situación de debilidad que mantienen en vilo a un mundo que se pregunta si las líneas de proteccionismo y proyección económica seguirán sirviendo para el mundo que se avecina donde China es aquella potencia en alza que no enamora y que sigue viéndose como el dragón sumido en un profundo letargo que no consigue despertar.

¡Ojo!

Además, de la mano de Descifrando La Guerra analizamos los intereses y la figura de Xi Jinping y damos alas a la nueva iniciativa de crowfunding de su sitio web disponible en Goteo.org

China: cuando parecía despertar el dragón se quedó dormido

El gigante asiático se acerca a la desaceleración aunque evita la recesión con miedos a un tercer mandato del líder que hará historia al frente de la segunda economía del mundo