Capital Radio estrena 'Entre líneas' analizando la verdad detrás del veto de los países del Golfo a Catar con los expertos Alberto Priego, Gonzalo Escribano, Emilio Escartín y el Embajador del emirato en España, Mohammed Al Kuwari.



Foto: Francisco Anzola (Flickr.com) Foto: Francisco Anzola (Flickr.com)

Catar resiste tras cuatro meses de bloqueo. El intento liderado por Arabia Saudí de meter en cintura al emirato ha fracasado en su propósito de imponer su soberanía en el Golfo. A corto plazo no parece que ninguna de las partes vaya ceder, pero esta no es la primera crisis que afrontan estos dos países en su tira y afloja particular, y el conflicto tampoco será eterno. Es mucho lo que se juegan.

Cuando el 5 de junio Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Barhéin y Yemen anunciaron un veto diplomático y un embargo económico a Catar, el emirato puso en marcha toda su maquinaria económica y diplomática: soluciones para hacer frente al cierre de puertos, aeropuertos y puestos fronterizos, fundamentales para un país que compra casi todo lo que consume al exterior. La imagen construida durante años a base de inversiones y promociones en el extranjero también ayuda al pequeño pero poderoso país del Golfo a resistir ante las presiones que llegan desde Arabia Saudí, que acusa al país de financiar el terrorismo. Acusaciones que Catar niega, como también se niega a cerrar la cadena Al Jazeera, clausurar la base militar turca de Doha, romper relaciones con los Hermanos Musulmanes o con Irán.

Países como Omán y Kuwait en el Golfo, Francia en Europa o la propia Casa Blanca desde Estados Unidos, han tratado de mediar y pedir soluciones dialogadas a esta crisis que dura ya más de 100 días. Empresas y Gobiernos del mundo entero miran de reojo a un país de tan solo 11.500 kilómetros cuadrados que además de ser el mayor exportador de Gas Natural Licuado y tener la mayor renta per cápita del mundo, ha demostrado tener fortaleza suficiente para hacer frente al bloqueo, sin grandes consecuencias para su economía ni sus ciudadanos. Y es que la sombra de Catar es alargada, tanto que ha provocado que la otrora todopoderosa petromonarquía Saudí haya iniciado una partida que tal vez ya no pueda ganar.