Estados Unidos y China han acordado reunirse en Suiza este fin de semana con el objetivo de desescalar las tensiones comerciales entre ambas potencias. Las conversaciones, que tendrán lugar el sábado y domingo, llegan después de que el presidente estadounidense Donald Trump anunciara en redes sociales su disposición a rebajar los aranceles impuestos al gigante asiático hasta un 80%, calificándolo como "un nivel razonable".
Entrevistamos y conversamos sobre este tema con Daniel Gil, politólogo.
¿Gesto diplomático o muestra de inconsistencia?
Para el politólogo Daniel Gil, este anuncio refleja problemas más profundos en la estrategia comercial estadounidense. "Es evidente que es un gesto, pero lo que demuestra es esa inseguridad y esa falta de coherencia en la política estadounidense en términos comerciales", señala Gil.
Esta percepción se ve reforzada por los constantes vaivenes en las declaraciones oficiales de Washington. Mientras el secretario del Tesoro, Scott Bessen, había mencionado la posibilidad de rebajar aranceles, Trump inicialmente lo desmintió para luego contradecirse. "Estos vaivenes hace que se quiebre la confianza por el lado chino. Desde Pekín sabemos perfectamente que no tienen mucha confianza con respecto a Trump y que no confían en que realmente exista una estrategia por su parte", explica el experto.
La guerra del relato
La disputa no solo abarca el ámbito económico sino también el narrativo. Ha existido controversia sobre quién inició los contactos para este encuentro, con Estados Unidos insistiendo en que le correspondía a China tomar la iniciativa. "Está la guerra de los números, de los aranceles, de las negociaciones económicas. Y luego está también la guerra mediática del relato", afirma Gil.
El politólogo explica que la estrategia inicial de la administración Trump ha fracasado: "Ellos esperaban después del día de la liberación, aquel día en el que se anunciaron esos aranceles recíprocos para el resto del mundo, que a partir de ahí los países se agolparán a la puerta de la Casa Blanca ofreciendo concesiones a Estados Unidos. Esto, como sabemos, no ha ocurrido".
Expectativas realistas
Respecto a las posibilidades de alcanzar un acuerdo este fin de semana, Gil se muestra cauto: "Son las típicas conversaciones que se producen de vez en cuando en política exterior, que son conversaciones para llegar a conversaciones".
El experto utiliza una metáfora médica para describir la situación: "Leía hace unas horas a un oficial estadounidense que hablaba de la relación entre Estados Unidos y China como un paciente enfermo que tendrá que pasar un tratamiento, revisiones médicas, seguramente ser intervenido, etcétera y que estas reuniones en Suiza eran la primera consulta".
Para Gil, la baza principal y a la vez el punto de debilidad de ambas potencias es su interdependencia económica. "En el fondo, ninguno de los dos quería una guerra comercial, incluso aunque fue Estados Unidos quien la inició con esa imposición de aranceles", sostiene.
China enfrenta sus propios desafíos económicos, incluyendo una crisis inmobiliaria, aumento del desempleo y una población envejecida. Mientras tanto, grandes empresas estadounidenses han advertido a su gobierno sobre las consecuencias de mantener los aranceles actuales, que podrían provocar "falta de stock, subida de precios, etcétera".
Como concluye Gil, "estamos hablando de economías que están bastante interconectadas, que se necesitan mutuamente y los dos tienen muchos elementos tanto como para hacer daño al otro como para buscar una asociación mutuamente beneficiosa". El resultado de estas conversaciones preliminares podría marcar el rumbo de las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo en los próximos meses.