La logística militar no tripulada protagoniza un nuevo episodio de Hablemos de Defensa y Seguridad. En este capítulo nos adentramos en el cerebro tecnológico del convoy logístico de Sener: un vehículo autónomo desarrollado por la empresa española en el marco del programa Commands que permite desplegar suministros sin arriesgar a las tropas. Miguel Ángel Salado, responsable en Sener de la línea de actividad Naviground, nos explica la vanguardia tecnológica de los convoys y el diálogo que se establece con los drones.
Hablemos de Defensa y Seguridad, una producción de IDS/Infodefensa Grupo Metalia en colaboración con TEDAE.
Conocemos el convoy autónomo logístico de Sener, vehículo desarrollado en el marco del programa Commands que permite desplegar suministros sin arriesgar a las tropas, con Miguel Ángel Salado, responsable en Sener de la línea de actividad Naviground.
La importancia de la logística no tripulada para las FFAA
"El concepto del convoy no tripulado responde a la necesidad de las Fuerzas Armadas de hacer transportes en lo que se conoce como última milla", explica Salado. Esta "última milla" no se refiere literalmente al último kilómetro, sino a zonas de riesgo dentro de la "franja de transparencia", donde cualquier vehículo puede ser interceptado por fuerzas enemigas.
"El hecho de transportar allí un convoy tripulado tiene un riesgo inherente. Haciendo un convoy autónomo, lo que conseguimos es eliminar ese riesgo para los conductores", señala. Esta tecnología permite desplegar suministros, medidas defensivas o incluso sistemas de guerra electrónica sin poner en peligro vidas humanas.
La tecnología detrás de la autonomía
Para conseguir la navegación autónoma el sistema utiliza dos tipos de sensores principales. Los primeros son los sensores de percepción: "Pueden ser cámaras RGB, cámaras visuales, cámaras infrarrojas, LIDAR, radar. Todo eso nos va a dar una conciencia del entorno", explica Salado.
Esta información es procesada mediante inteligencia artificial. "Tenemos redes neuronales que entrenamos para que sean capaces de identificar los distintos objetos que existen alrededor del vehículo", desde pistas y árboles hasta personas y vehículos en movimiento.
El segundo grupo son los sensores de posición, navegación y tiempo, como el GNSS (GPS) y sensores inerciales, complementados con odometría para medir la velocidad y dirección de las ruedas. "Toda esta combinación nos permite guiar al vehículo a un determinado punto o ruta", añade.
Operación en entornos adversos
Uno de los mayores desafíos es operar cuando la señal GNSS está denegada, como ocurre actualmente en Ucrania. "Tenemos sensores inerciales que nos permiten navegar un tiempo sin deriva", explica Salado. Para corregir la inevitable deriva de posición sin señal GNSS, utilizan una tecnología llamada Visual SLAM que aprovecha los sensores de percepción: "Si el entorno previamente está conocido, está mapeado en el vehículo, podemos corregir la deriva".
La integración con drones
El sistema puede comunicarse con drones aéreos que cumplen dos funciones cruciales. Por un lado, actúan como relés de comunicaciones: "Subiendo un dron a 200 metros, siempre vas a evitar cualquier interferencia de colinas o bosque y siempre vas a tener comunicaciones con el vehículo".
Por otro lado, proporcionan información avanzada del terreno: "El dron puede estar volando 500 metros por delante del vehículo", explica Salado. Esto permite al convoy conocer con anticipación los obstáculos o peligros, aumentando su seguridad y velocidad de desplazamiento.
NaviGround: la solución modular de Sener
NaviGround es el nombre del sistema que combina toda esta tecnología. "Es totalmente modular y agnóstico. Lo podemos instalar en cualquier tipo de vehículos", afirma Salado. Ya está implementado en vehículos logísticos de Iveco Defense Vehicles y Urovesa, en blindados de Santa Bárbara (Ascot), y en vehículos más pequeños como el Alano.
El desafío de operar en cualquier condición
El mayor reto tecnológico, según Salado, es "poder cumplir nuestra misión en cualquier condición climatológica o GNSS denegado, día y noche". Los despliegues militares suelen realizarse en condiciones de baja visibilidad para reducir la vulnerabilidad.
Para enfrentar estas situaciones, el sistema combina diferentes sensores: "Una pista con mucho polvo evitaría que un sistema con cámara exclusivamente pudiera navegar de forma autónoma. Pero para eso tenemos un LIDAR... o un radar para condiciones de fuertes lluvias".
A diferencia de la conducción autónoma civil, estos vehículos deben operar en "entornos no estructurados" sin carreteras, señales ni marcas. "Tenemos que trabajar y navegar en terreno no estructurado, lo que se conoce en terreno autónomo, que es campo a través", explica.
Esta tecnología militar ya está encontrando aplicaciones civiles. De hecho Sener trabaja en un tractor aeroportuario civil de hidrógeno, para transportar carritos de maletas de forma autónoma en aeropuertos. La transferencia tecnológica entre sectores continúa siendo un pilar del desarrollo de Sener.