Deutsche Bank reduce su beneficio neto un 14% en el segundo trimestre del año, hasta los 401 millones de euros. En el primer semestre la caída de las ganancias es del 50%, en 521 millones. Descensos anunciados ya por la propia entidad, pero que no ha impedido la caída de sus títulos en bolsa durante toda la jornada. Y es que continúan las dudas en el mercado sobre el futuro del banco más grande de Alemania y una de las entidades más importantes del mundo.

En la primera mitad del año, la entidad reduce ingresos e incrementa costes. En concreto, los ingresos caen un 3%, hasta los 13.567 millones de euros, mientras que los costes derivados del proceso de reestructuración e indemnizaciones ascienden a 239 millones de euros. Además, aumenta el ratio de apalancamiento tres décimas, al 4%, aunque el banco asegura que intenta reducir la exposición de su negocio de banca corporativa e inversiones.

La parte buena viene de las ventas. Aunque se mantienen estables en 6.600 millones de euros, Deutsche Bank ha conseguido frenar la caída de anteriores ejercicios. Acompaña el ratio de capital CET 1, que sube al 13,7% y supera los propios objetivos de la entidad fijados en el 13%.

Las cifras, sobre todo mejores de lo previsto en beneficios e ingresos, son una señal positiva para el nuevo Director General, Christian Sewing, que asumió el cargo en abril y se ha embarcado en un plan para recortar más de 7.000 puestos de trabajo mientras busca la rentabilidad.

Tras presentar estas cuentas al mercado, el coloso germano reafirma su objetivo anual de reducción de costes de 23.000 millones de euros y espera seguir implementando su estrategia de reducción de personal, cuya meta pasa por reducir la fuerza laboral a menos de 93.000 personas antes de que termine 2018 y muy por debajo de 90.000 para el próximo año.

A pesar de sus esfuerzos y del cambio en la dirección, al mercado todavía le preocupa la exposición del mayor banco por derivados del mundo. Sobre esta entidad “demasiado grande para caer” también pesan las multas y sanciones por prácticas irregulares durante el periodo de la crisis financiera.

Deustche Bank es la única entidad que suspendió en junio los test de estrés de la FED y cada vez hay más rumores sobre su colapso, sobre si será capaz de digerir la ingente cantidad de activos tóxicos que guarda en su interior. El último capítulo ha sido la especulación de una compra en la que la prensa alemana miraba directamente a JP Morgan y al banco chino ICBC.