Estados Unidos se está quedando sin dinero y, de momento, no tiene de dónde sacarlo. No tiene fondos el gobierno federal de Joe Biden para pagar las vacunas, pruebas y tratamientos para luchar contra la COVID-19 y, si hay nuevas oleadas y al menos en el corto plazo, ahora mismo la situación sería insostenible.

Advierte la Casa Blanca en un comunicado que, a día de hoy, tendrán que comenzar a reducir algunas de las compras de medicamentos planificadas por el ejecutivo demócrata federal en "cuestión de días" después de que la Cámara de Representantes rechazara un paquete de gasto de 15.000 millones dólares para aumentar el gasto del gobierno en la pandemia.

A principios de mes la Casa Blanca solicitó al Congreso la autorización del incremento del gasto hasta los 22.500 millones de dólares en fondos adicionales para la COVID-19 asegurando que este capital se utilizaría para la adquisición de pruebas y financiar más investigaciones sobre el virus.

Los líderes del Congreso acordaron un paquete reducido de 15.000 millones de dólares, que debía incluirse en el paquete general de gastos aprobado la semana pasada. Pero ese dinero fue retirado en el último minuto después de que tanto demócratas como republicanos presentaran sus dudas sobre cómo se pagaría esta hoja de gasto.

Para la administración Biden, el rechazo llega en el peor momento posible a la espera de las elecciones de medio mandato que se celebrarán en los próximos meses y es que aunque los casos positivos en Estados Unidos han caído a niveles no vistos desde el verano pasado, hay señales de que el país podría estar a punto de sufrir otra ola como ya está sucediendo en China.

A por los débiles

Según funcionarios de la Casa Blanca le cuentan a Financial Times, sin estos nuevos fondos se comenzarán a recortar las adquisiciones para darles vacunas, pruebas y tratamientos a las personas sin recursos.