El banco más grande Alemania, Deustche Bank, ha comunicado que pondrá en marcha un plan de reestructuración que se traducirá en la pérdida de 18.000 empleados con un coste de 7.400 millones de euros.

Junto con esta reestructuración de plantilla, se dejará de lado el negocio de renta variable global, reducirá su banco de inversiones y también recortará algunas de sus operaciones de renta fija, un área considerada tradicionalmente como uno de sus puntos fuertes. El banco creará un nuevo "banco malo" para la liquidación de activos no deseados, con un valor de 74.000 millones de euros de activos ponderados por riesgo.

El Director General, Christian Sewing, afirma que esto es “un reinicio” con el que se creará “un banco que será más rentable, más eficiente, más innovador y más resistente”. El propio Sewing el pasado mayo señaló que habría que llevar a cabo fuertes recortes tras fracasar la fusión con su rival Commerzbank.

La compañía espera llevar a cabo los despidos antes de 2022 y todo indica que la mayoría tendrán lugar en Nueva York y Londres, donde concentra su negocio de renta variable.

El banco de inversiones genera aproximadamente la mitad de los ingresos de Deutsche, pero también es un negocio volátil. El banco añade que espera una pérdida neta de 2.800 millones de euros en el segundo trimestre como resultado de los gastos de reestructuración y las pérdidas de todo el año. Los ingresos de la división se preveían para este año en 12.400 millones de euros, según el consenso de los analistas, esto marcaría un cuarto año consecutivo de declive, con una reducción de más del 30% respecto a 2015.

Dentro de esta reestructuración, Sewing ha despedido a dos miembros de la junta directiva: la directora de regulación Sylvie Matherat y el director de ventas al por menor Frank Strauss, e incorpora a algunos recién llegados. También ha creado un banco corporativo que agilizará los servicios ofrecidos en todo el banco bajo el nombre de "fortaleza central".