Géminis es un proyecto en manos de la coyuntura y la incertidumbre regulatoria. Naturgy se metió hace hoy un año en el laberinto de separar los negocios regulados de los no regulados que se mantienen sobre el alambre. Retrospectiva de los planes de la energética y posibilidades de desenredo

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Un año de Géminis en Naturgy: ¿dar el proyecto por amortizado?

La energética de Francisco Reynés promulgaba en febrero de 2022 la intención de dividir el negocio en dos nuevas cotizadas entre activos regulados y no regulados que hoy siguen juntos

Ejecutar Géminis durante 2022. Esa era la idea de un presidente, un Francisco Reynés que considera que el negocio de Naturgy va viendo en popa a toda vela. Por un lado quiere que una compañía dedicada al transporte y distribución de redes de gas y electricidad y, por otro, una firma para todas las actividades enmarcadas en el ámbito de la generación y comercialización de energía.

Movimiento aprobado por la Junta General de Accionistas que, en todo caso, su falta de ejecución no pone nervioso a nadie, ni siquiera, a la cúpula que quiere acabar cuando antes con la actual organización de la firma. Las cosas están claras.

Las cosas se harán cuando toquen. Todo está preparado para ejecutarlo, pero hay que estar pendientes de un presidente ruso, Vladímir Putin, que a las puertas del año cumplido desde que empezara el conflicto en Ucrania no tiene muy claro por dónde va a tirar.

La volatilidad actual de los mercados, la evolución de la coyuntura energética europea y las múltiples incertidumbres regulatorias todavía pendientes de conocerse con exactitud aconsejan adecuar el calendario de ejecución a la evolución de los acontecimientos. Es lo que han dicho desde la firma de manera insistente.

Entre dudas

Sin embargo, por la operación ha habido quejas. El Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) ha puesto pegas. El grupo que preside Francisco Reynés defendió hace unos meses ante el supervisor de auditoría que la escisión creará una nueva sociedad que, a su entender, no habría estado integrada como empresa del grupo y, por tanto, debe reconocer sus activos y pasivos a valor razonable, es decir, según el precio al que se podrían intercambiar.

El ICAC discrepa y entiende que, dado que ambas sociedades compartirán el mismo mapa accionarial deben ser entendidas como empresas del grupo, de modo que los activos que se integren en cada una deben ser reconocidos por su valor contable previo a la división.

En así como, según le confirmaban hace unas semanas fuentes financieras al diario El Mundo, el conjunto de bancos que asesora a la compañía ya no estarían poniendo el foco tanto en el calendario sino en la división de la deuda de la matriz de la futura pareja cotizada.

De momento, en la compañía reina el silencio a pesar de las preguntas. La acción, de momento, dicen que reconoce el valor de la firma a pesar de la caída del 6,27% si lo comparamos con las cotizaciones de hace un año dentro del IBEX35.

Miedos regulatorios

Más allá de la guerra, Naturgy habla de gran incertidumbre legislativa por lo sucedido en los últimos meses como la "excepción ibérica” y los topes a los precios del gas que afectarán - junto al impuesto al sector - en las previsiones que se vayan publicando en los próximos meses.

Al IBEX, dicho en plata, poco le gusta el marco regulatorio que está dejando sobre la mesa el Gobierno de Pedro Sánchez con el beneplácito de la Comisión Europea de Ursula von Der Leyen quien cree que es el momento de acelerar para mejorar la competitividad del sistema energético comunitario.

Y es que la gasista, debido a su actividad comercial, está muy expuesta a la circulación de gas natural.

Lo más curioso en este contexto es que, a nivel particular, Naturgy muestra una buena salud financiera. Las previsiones de la firma que presenta el miércoles que viene cuentas trimestrales pasan por un beneficio superior a los 1.500 millones de euros, casi un 28 por ciento más que los 1.214 millones reportados durante el año 2021.

Una cifra que, en caso de validarse, supondría que la empresa batiera también su mejor registro del último lustro, los 1.401 millones de euros registrados en 2019, antes de que la pandemia y la invasión de Ucrania abrieran un ciclo económico marcado por la volatilidad del mercado energético y bursátil.

¿Se debería cerrar?

En este sentido, ¿Géminis es útil llevarlo a cabo? Por un lado, Carlos Ladero, gestor de GPM nos decía que todo a sido resultado de la mala suerte, pero que la operación tiene sentido. Algo menos optimista es Antonio Castelo, analista de iBroker.

Cara y cruz. Diversidad de opiniones para una Géminis que, de momento, sigue mirando con todos los activos en una sola dirección: la Naturgy en crecimiento de lo que viene.