El Foco de Mercado Abierto lo colocamos en el sector de las aseguradoras y las consecuencias financieras a las que se enfrentarán por la guerra de Rusia en Ucrania.

Y es que cuando el conflicto se acerca a su año desde que el 24 de febrero de 2022 Rusia lanzara su operación sobre la exrepública soviética ahora son las compañías que se encargan de las reclamaciones de las navieras las que están en problemas o cambiando el rumbo de sus estrategias.

Con el nuevo año cambian los contratos y una gran cantidad de aseguradoras se han decidido por dar el paso y acabar con las cláusulas que por los tanques más problemas y quebraderos de cabeza les han estado levantando en estos últimos meses.

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

El camino japonés que seguirán las aseguradoras por la guerra

Muchos de los contratos de seguro para navieras que vencen en enero han modificado sus términos para salvaguardarse de los daños derivados de la guerra

Y para cualquier duda están los números: al menos 12 de las 13 firmas que operan dentro de los diferentes convenios reguladores internacionales, incluida la principal contra riesgos de colisiones y derrames, P&I Clubs, han cambiando sus pactos con los comerciantes para excluir cualquier reclamación derivada de la invasión del territorio ucraniano.

Un asunto que es de capital importancia porque uno de los mayores puntos de fricción para gigantes del comercio internacional como Maersk son los seguros ya que sin ellos muchas empresas no pueden ni operar o, si se aventuran a ello, ser más cautelosos a partir de ahora con todo lo que suceda en aguas soberanas ucranianas o rusas.

Si miramos la letra pequeña, los términos modificados se aplican a lo que se conoce en la industria como pólizas de riesgo de guerra no mutuales o de prima fija, de las cuales no se puede recuperar cierta cantidad más allá de la pactada en un primer momento.

Lo que viene

¿Puede haber cambios? Puede, pero no es lo deseado por ninguna de las partes ya que, mientras se resuelven los litios, no se operan y los millones van saliendo de las cuentas de balances minuto tras minutos.

Los productos de seguro de prima fija a menudo están orientados a barcos más pequeños, incluidos los que transportan productos secos como el grano.

A la contra, los grandes petroleros, para los cuales las reclamaciones por derrames pueden ascender a miles de millones de dólares, tienden a estar cubiertos por pólizas agrupables, en las que las grandes pérdidas finalmente se compensan con primas más altas entre los miembros de la organización de la que hablábamos antes en la que operan 12 de cada 13 embarcaciones.

¿Cuál es el problema ahora? Que las exclusiones también acaban, en gran medida, con las coberturas por la guerra contratadas por las que se dedican al transporte de trigo o maíz.

Los costes ya se han cuantificado. Está previsto que las empresas y por aventurarse a mantener sus operaciones a pesar de la guerra incrementen los gastos de seguro en un 200% en muchas de las renovaciones que tocan ahora en enero.

Un asunto que preocupa en occidente cuando en oriente la crisis va camino de agravarse. Nikkei Asia confirmaba en las últimas semanas que el gobierno japonés intervino el mercado después de que las aseguradoras locales confirmaran lo que se temía: ya no se puede ofrecer una cobertura por daños a los barcos que vagan en aguas rusas. Primer paso de otro dominó que por la guerra se va cayendo.