Un año después de la barbarie, tranquilidad. Un presidente fuera de la Casa Blanca, un juicio con miles de encausados aunque, de momento, sin sentencia en firme. Miles de bloqueos en las redes sociales y por delante, hojas en blanco para escribir la historia de Estados Unidos tras el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero.

¿Hacia dónde avanza la primera potencia económica del mundo? ¿Cómo están las cosas en estos momentos?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

¿Un nuevo asalto al Capitolio? Los estadounidenses dicen "sí"

Alrededor del 68% de la población ha llegado a creer que los eventos del 6 de enero representan un peligro creciente de violencia política y que habrá violencia en próximas presidenciales

Fue un regalo de los Reyes Magos, aunque allí la moda sea el gaseoso Santa Claus. Sábado.

Algunos recuerdan – recordamos – la escena como si fuera ayer. Nueve de la noche hora peninsular española, ocho en el archipiélago canario, unas siete hora menos en Washington.

La capital política del mundo caía rendida ante hordas de seguidores de la ultraderecha que, en aquel momento, enarbolaba el presidente saliente, el republicano, Donald Trump, tras impugnar los resultados de las elecciones presidenciales celebradas unos meses antes, en noviembre, en las que los estadounidenses hablaron y optaron por el actual inquilino del Despacho Oval, el demócrata, Joe Biden.

En el interior del Congreso había sesión y muchos, cuando pasó, no sabían lo que sucedía.

Todavía hoy son muchos los que dicen que fueron a protestar pacíficamente frente al Congreso de los Estados Unidos. Que pensaban - inocentes - que la policía los estaba dejando entrar para visitar el centro político del “mundo libre” como les gusta decir a ellos.

En medio de la turba fueron arquitectos, propietarios de negocios – grandes y pequeños –, estudiantes, empresarios y todo hijo de vecino que pasó por allí los que se quedaron estupefactos ante la imagen. El cúpula del poder legislativo del país, en manos de insurrectos, muchos de ellos, se sabría tiempo después, afligidos por más de una dolencia de salud mental.

"Sí" a nuevas revueltas

Aunque las encuestas hoy le quitan la razón. Y la opinión pública, al menos la republicana – esto es, más o menos, la mitad del país – todavía hoy cree que Biden no ha sido elegido legítimamente presidente de los Estados Unidos. Alrededor del 47% de los republicanos describen el ataque al Congreso como un acto de patriotismo y el 56% dice que los atacantes estaban "defendiendo la libertad".

El 40% de los republicanos cree que la violencia contra el gobierno a veces está justificada, una opinión compartida por el 23% de los demócratas y el 41% de los votantes independientes. En general, el apoyo al uso de la violencia ha aumentado al 34% desde el 10% en 1995 y el 16% en 2010.

Alrededor del 68% de la población ha llegado a creer que los eventos del 6 de enero representan un peligro creciente de violencia política para la democracia, en comparación con el 32% que lo considera un incidente aislado, mientras que otro 62% espera violencia por parte del bando perdedor en las futuras presidenciales.

El mercado lo ignora

365 días después del ataque. A un año de haber visto a escaladores aficionados trepar por las escalinatas del Capitolio en Washington son más de 700 los manifestantes procesados por la justicia, acusados, con cargos que van desde planear un ataque para impedir la confirmación oficial de la victoria electoral del presidente Joe Biden el 6 de enero de 2021 hasta agredir a la policía.

El ataque dejó cinco muertos y 140 agentes heridos, y tuvo lugar después de que Trump instara, en un encendido discurso cerca de la Casa Blanca, a sus seguidores a “luchar como el demonio” con el fin de “recuperar” el país.

Aquel día, lo hemos dicho antes, fue sábado. No había negociación en el mercado. Pero a las 48 horas Wall Street, el principal mercado del mundo, abrió. Y ya saben ustedes que la inestabilidad – política o económica aunque también social – no gustan a los inversores. Pero pasada la tensión del momento se firmó el verde.

Y desde entonces bien que nos hemos recuperado. Hoy firma el índice más relevante del mercado sobre los 36.000 y la situación económica, pese a ser buena, no es del todo boyante. Hace 12 meses los ojos estaban en los bancos centrales, los programas de estímulos a la economía por la pandemia, los tipos de interés.

Estamos bien, pero con cuidado que este 2022 será más relajado.

¿Olvidar o mantener en el recuerdo?

Todavía hoy los ánimos están divididos. Una gran mayoría de los estadounidenses está dividida entre una facción que cree que el motín fue simplemente una efusión de justa ira entre los votantes descontentos, y aquellos que afirman que el evento fue una elaborada artimaña llevada a cabo por el movimiento de extrema izquierda antifascista para desacreditar a los conservadores.

Hay que recordar que en noviembre son las elecciones legislativas de medio mandato y los republicanos pueden hacerse con el control de la Cámara de Representantes y finiquitar la comisión. El documento definitivo de la investigación saldrá en verano y ahí veremos.

Más allá, la dicotomía queda entre un país que mira atrás para no repetir los errores del pasado y quienes, cuando antes, quieren olvidar un capítulo de la historia que un año después sigue como una cacofonía despertando a muchos como fantasma de unas navidades pasadas.