Repsol descarga negocio con el pie pisando la transformación energética. El grupo inversor estadounidense EIG confirma este martes la adquisición del 25% del negocio de exploración y producción por 4.800 millones del dólares.

Operación que valora al grupo por encima de lo que dice el mercado mientras Josu Jon Imaz hace caja con la que invertir en renovables. ¿Quién es EIG y por qué ha pagado estas cantidades por el upstream de la petrolera española?

Fundada en 1982, EIG Global Energy Partners es quien controla la llave de la energía en el mundo. Ni Vladímir Putin que desde Vladivostok esta mañana nos decía que somos unos estúpidos y, a lo mejor, a quien la Unión Europea de Ursula von Der Leyen abren la puerta a topes a los precios de renovables y nucleares y petroleras que abren el otoño con un “impuesto solidario”.

La líder del Ejecutivo comunitario insistía sobre el mediodía que la situación energética es extraordinaria, que Rusia no es un proveedor fiable y que Vladímir Putin está manipulando al mercado.

EIG se ha asociado, a lo largo de los años, con más de 360 energéticas en 36 países de todo el mundo desde su creación. Con una tendencia actual que requerirá inversiones ingentes de capital en las próximas dos décadas, EIG entra en España de la mano del líder en la industria petrolera.

El acuerdo consiste en 3.400 millones de dólares de capital social y 1.400 millones más de deuda neta.

¿Qué implica la venta?

Que el valor total del negocio upstream de Repsol es de 19.000 millones de dólares, es decir, que vale solo esto más que toda la petrolera y de esto, Josu Jon Imaz, consejero delegado, se queja al mercado.

También se ha quedado Imaz de otras cosas como, por ejemplo, de las subidas de los precios del gas que, apunta, no son culpa de Ucrania sino de la transición energética.

Lo curioso de estas declaraciones, que Imaz se queda de la transición mientras busca a la desesperada capital para financiarla porque Repsol, si no es verde, le será muy complicado competir en el mercado que viene.

La operación, concretamente, se va a estructurar así: habrá un pago inicial del 70% al cierre de la transacción, previsiblemente a lo largo de 2033, y el 30% restante a abonar en tres cuotas anuales iguales durante los próximos tres años.

¿Esto a dónde irá?

A financiar el plan estratégico de la petrolera de aquí a 2025 y reducir deuda. Fortalecer balance y reducir el índice de apalancamiento por debajo del 10%.

Con la operación se ha especulado durante mucho tiempo. Ha habido lío que se ha resuelto de esta manera: se va a crear una joint Venture, una empresa conjunto, donde colocarán los activos de upstream y que tendrá un consejo propio con seis miembros, cuatro de Repsol, dos de EIG y dos independientes. El presidente de Repsol, Antonio Brufau, será presidente de esa sociedad y tendrá voto de calidad.

Operación que, además, llega con una renovación por arte de EIG del contrato de financiación junto a Generali de 250 millones de dólares a Opdenergy y la compra de la mano de Fluxys de una planta de Quintero en Chile.

Caos energético

El anuncio llega el día en el que Josu Jon Imaz hablaba ante los medios en un foro de ElEconomista y en el que estamos en un momento de caos energético con MidCat sí, MidCat no.

Teresa Ribera, la vicepresidenta para la Transición Ecológica en un foro de InfoLibre ha vuelto a hablar hoy del tema y la negativa de Francia. Aclara: no es un debate cerrado, pero debe primar el interés europeo sobre lo que piense cada una de las capitales.

La actitud de España, recalca, es de “disponibilidad”, agrega la vicepresidenta, recordando que este tema para Francia es “complicado” y que Alemania ha sido la que ha llamado a contar con todo lo que se pueda y es precisamente en Berlín donde el canciller, Olaf Scholz, defendía de esta manera, hace unas horas, en el Budestag, el Parlamento alemán, su plan energético en un debate sobre los presupuestos generales… cuentas centradas en las repercusiones de la guerra en Ucrania en materia energética, con duros ataques a la oposición conservadora y confiado en que el país tiene la suficiente cohesión para hacer frente al reto de Rusia y el envite energético.

Upstream, la joya de la corona

El negocio upstream generó 4.924 millones de euros de ingresos ordinarios en 2021. Su beneficio neto se situó en 1.687 millones, impulsado por la escalada de precios en el mercado energético y un giro en la gestión de la división, donde el grupo ha empezado a priorizar el máximo valor de cada nueva apuesta, concentrando el portfolio en las áreas estratégicas. Y en este contexto el upstream, dicen, es estratégico.

Toda una declaración de intenciones por parte de Josu Jon Imaz, el vasco que quiere hacer de Repsol el envite energético contra el Gobierno mientras fija al futuro con operaciones que han sido un éxito y que el mercado, de momento, está reconociendo.