La inteligencia artificial ha disparado la necesidad de contar con centros de datos, debido a las demandas computacionales masivas y a los requisitos de hardware especializado, que superan con creces a los de la computación tradicional.
La necesidad de una capacidad de cálculo masiva para la Inteligencia Artificial está impulsando a los líderes tecnológicos a considerar la construcción de centros de datos en el espacio.
Google, Amazon, Microsoft, Meta... todas ellas ven con buenos ojos la opción de poner sus centros de datos en el espacio, ¿es factible?
El CEO de Google, Sundar Pichai, ha anunciado el Proyecto Suncatcher, un plan a largo plazo que busca entrenar a la IA con una red de ordenadores que esté basada en constelaciones de satélites equipados con procesadores, conocidos como TPU.
Estarían preparados para entrenar y ejecutar modelos de inteligencia artificial y que estén conectados mediante enlaces ópticos. Y quiere empezar a lanzar los primeros satélites en 2027.
Aunque Pichai reconoce que la idea parece "una locura" hoy, considera que la creciente demanda la hará inevitable.
Esta visión es compartida por otros gigantes. Elon Musk estima que su cohete Starship podría poner en órbita entre 300 y 500 gigavatios al año de satélites de IA alimentados por energía solar.
Esta cifra contrasta de forma drástica con la capacidad global actual de centros de datos en la Tierra, que es de solo 59 gigavatios, una demanda que ya está sobrecargando las redes eléctricas.
Figuras como Jeff Bezos, de Amazon, Sam Altman, de OpenAI, y Marc Benioff, de Salesforce, consideran el espacio exterior como la próxima frontera para la infraestructura digital, ante las limitaciones que enfrenta la Tierra para sostener el ritmo de expansión de la computación avanzada. Creen que, aunque parezca mentira, es la opción más barata y sostenible.
Además de Google, Amazon, Meta y Microsoft se quieren lanzar a explorar una idea que antes era impensable: instalar centros de datos fuera de la Tierra.
Todos coinciden en que la Tierra presenta limitaciones energéticas y logísticas, con proyecciones que indican que la demanda de electricidad de los centros de datos podría duplicarse antes de 2050, ejerciendo una presión crítica sobre las redes eléctricas.
¿Cuáles son las ventajas?
- Los centros de datos tendrían energía solar ilimitada
- Para refrigerarse, lo tendrían fácil. En el espacio, las temperaturas pueden ser muy bajas
- La inversión compensa el coste de su instalación en suelo terrestre
- Las comunicaciones por satélite han mejorado mucho y podría ser una alternativa viable.
Pero también hay retos considerables que deben superarse:
- Los costes de lanzamiento: Poner hardware masivo en órbita es muy costoso.
- El entorno hostil: El equipo electrónico es vulnerable a la radiación cósmica y los desechos espaciales, lo que podría causar fallos de hardware y corrupción de datos, requiriendo componentes especializados endurecidos para el espacio y sistemas de protección avanzados.
- El mantenimiento: La reparación y el mantenimiento de la infraestructura en el espacio son tareas complejas y costosas que actualmente requieren tecnologías de servicio en órbita que aún no están maduras.
- Y la gestión térmica: Aunque el espacio ofrece refrigeración, los procesadores de alto rendimiento generan una inmensa cantidad de calor que requiere complejos sistemas de radiadores para disiparlo de forma eficaz.
El avance de la industria espacial comercial ha hecho que esta visión sea realista. Pero todavía no hay estimaciones concretas de la inversión que supondría.
Hasta hace poco, las estimaciones de Morgan Stanley apuntaban a que, a nivel mundial, de aquí a 2029 se van a gastar alrededor de 3 billones de dólares en centros de datos para respaldar la inteligencia artificial. Pero ahora esta nueva aventura espacial podría disparar todavía más la inversión.
