El Foco de Mercado Abierto lo colocamos en Estocolmo y no porque allí pasen unos veranos más frescos sino por el tan afamado “Estado del Bienestar” sueco. Y es que, al parecer, no es la panacea que, en algunos casos, han tratado de vender.

Porque son miles los jóvenes suecos que trabajan en Estocolmo y que hasta ahora, podían vivir sin problemas pagando un alquiler público con el que solventar una de las necesidades básicas de las sociedades avanzadas; aquella que se reconoce en las Constituciones y que habla de un “derecho a la vivienda digna”.

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Estocolmo para unos pocos: cuando las recetas socialdemócratas no son la panacea

El mercado de la vivienda controlada en el país escandinavo ha dejado de funcionar ante una crisis de oferta limitada y demanda descontrolada que obliga a los suecos a 'huir' de Estocolmo

Hasta ahora, la vivienda era un gasto fijo al mes, sí, pero no muy alto. Pero esta era hasta ahora porque los arrendamientos suben y, como la tradición en la que hemos querido instalarnos manda, la gente – los suecos – está abandonando el centro de Estocolmo para irse a la periferia.

El tiempo medio de espera para los apartamentos público por alquiler ha pasado de unos meses a ser de 9,2 años; en las zonas ‘más deseadas’, los posibles inquilinos podrían tener que esperar más de 20 años.

Desde Nueva York hasta Dublín pasando por Madrid, los jóvenes luchan por hacerse con un pequeño hogar en la vorágine de un mercado que cuenta con un exceso de demanda para una oferta limitada y, más prohibitiva si cabe, con la inflación disparada coleando de fondo.

En cualquier caso y volviendo a lo que nos ocupa, el sistema nacional de la vivienda del país prevé alquileres preestablecidos mediante negociaciones entre los propietarios de la vivienda y, aquí está el truco, las asociaciones de inquilinos. Dicen que es la mejor manera de reflejar la calidad de la propiedad acorde a los precios que se pagan.

Es en este contexto en el que en Suecia cualquiera tiene derecho permanente a un apartamento con un alquiler “controlado” como de los que estamos hablando gracias a un sistema establecido en el periodo de posguerra por la socialdemocracia.

Descontrol

En Estocolmo, se estima que el 57% de los apartamentos son de propiedad privada, mientras que el resto están controlados por alquiler, según datos de 2019 de la Oficina de Estadística de Suecia.

¿El problema? El de siempre. No hay tanto piso para tanto sueco y obliga a aquellos que no lo pueden conseguir por la vía oficial – no se pueden permitir esperar 10 años a pasar por canales oficiales a un mercado de subarrendamiento, donde los sobornos y el acoso sexual no es infrecuente.

Y esto, por las estimaciones, se espera que vaya de mal en peor a medida que la inflación sube y la economía se estanque. Los costes de la vivienda han estado disminuyendo en Estocolmo, cayendo 5% para julio, el descenso más rápido desde antes de la pandemia, pero la compra de una casa en la capital sigue estando lejos del alcance de muchos.

Un depósito mínimo del 15% se requiere legalmente por adelantado, que puede ser una petición alta para los jóvenes sin empleo a tiempo completo o dinero familiar. Es decir, o bien vienes de familia rica, o bien trabajas a tiempo completo mientras estudias o alquileres asequibles en la cuna de la socialdemocracia, tampoco.