Los microplásticos se han convertido en una amenaza omnipresente. Estos materiales, que contienen innumerables sustancias químicas, ya han sido detectados en órganos humanos como el riñón, el hígado, el intestino e incluso el cerebro. Ante esta situación, empresas como CAPTOPLASTIC están desarrollando tecnologías innovadoras para combatir este problema emergente.
En nuestro espacio de sostenibilidad hablamos de los microplásticos. Hablamos con una compañía cuya razón de ser es eliminar esos materiales: Captoplastic. Con su CEO, Ismael Olmedo.
¿Cómo funciona la tecnología para eliminar microplásticos?
Ismael Olmedo, consejero delegado de CAPTOPLASTIC, explica que su tecnología nació de una patente desarrollada en la Universidad Autónoma de Madrid. El sistema se basa en principios magnéticos: "Se utiliza añadiendo un captador a un flujo de agua y ese captador tiene las propiedades de pegar a los microplásticos formando un aglomerado", detalla Olmedo.
Este aglomerado adquiere propiedades magnéticas, permitiendo su separación mediante un campo magnético mientras el agua continúa su curso. Posteriormente, utilizan una solución salina para separar el captador de los microplásticos, reintroduciendo el captador al sistema para su reutilización.
La empresa se creó en 2020, aunque los estudios iniciales datan de 2018. Desde entonces, han conseguido atraer inversores y firmar convenios con empresas del sector hídrico como el Canal de Isabel II, con quien instalarán próximamente una planta piloto en una depuradora de Madrid. También han establecido acuerdos con Sacyr, Gestagua, Aguas de Albacete y están colaborando con Aguas de Burgos.
Una de las capacidades destacadas de su tecnología es la medición precisa de la contaminación por microplásticos: "Somos capaces de medir y dar el resultado en miligramos por litro", señala Olmedo, subrayando la importancia de cuantificar el problema para dimensionarlo adecuadamente.
El problema de los microplásticos: una amenaza por cuantificar
Olmedo compara la situación actual de los microplásticos con lo ocurrido históricamente con el amianto o el tabaco, donde tardamos demasiado en reaccionar ante sus efectos nocivos. Aunque reconoce que "todavía no sabemos realmente los efectos de que los microplásticos estén en nuestro organismo", enfatiza la importancia de actuar preventivamente.
Un aspecto preocupante que señala es cómo los sistemas actuales de tratamiento de aguas residuales no resuelven completamente el problema: "Lo que hacen estas depuradoras urbanas es tratar de pasar el problema de sitio. Sale del agua pero se acumulan en los lodos, y los lodos con la aplicación agrícola y el compostaje vuelven otra vez al medio ambiente".
Esta iniciativa española representa un ejemplo de cómo la colaboración entre ciencia, tecnología y empresa puede anticiparse a problemas ambientales emergentes, ofreciendo soluciones innovadoras que benefician tanto al medio ambiente como a la salud pública.