Los estadounidenses gastarán en las bodas un 14% más este año respecto al anterior. Cada invitado gastará unos 673 dólares, con lo que casi se doblarán las cifras del año 2012, según la encuesta anual de la American Express Spending & Tracker.
Los familiares de los novios gastarán incluso más, unos 700 dólares cada uno, frente a los 620 del año pasado. Se espera que 79 millones de estadounidenses den el sí quiero este año, 8 millones más que en 2014.
Los billetes de avión, el alojamiento en hoteles, las comidas y los vestidos son el principal foco de este gasto. Dado lo caros que son todos estos preparativos, los invitados gastan menos en los regalos para los novios. Unos 106 dólares por regalo es lo que pagan aproximadamente, una leve caída respecto a los 109 dólares del 2014. No obstante, si el regalo es para un miembro de la familia que se casa, los estadounidenses se estiran un poco más, unos 140 dólares por regalo.
¿Y qué hay del lugar de celebración? Eso ya es otra cosa que parece no gustar tanto. Un 72% de los encuestados piensa que el destino de las bodas es demasiado caro. Por ello, no es de extrañar que algunos invitados no puedan acudir al evento. El 43% de los encuestados afirma que en algún momento ha tenido que rechazar la invitación por razones económicas.
Pese que a un 62% no le gusta tener que cogerse vacaciones para poder asistir, los novios no se conforman con celebrar su boda en su ciudad natal, sino que eligen destinos más exóticos, como las Bahamas, el Caribe… incluso algunos se van a Disneyland.