Las pequeñas y medianas empresas familiares que atraviesan dificultades económicas son especialmente vulnerables al fraude concursal, una situación que surge principalmente de decisiones impulsivas tomadas bajo presión. Así lo explica Carlos Trujillo, CEO de Lex Global y especialista en derecho concursal, quien analiza este fenómeno en profundidad.
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El miedo como detonante de decisiones incorrectas
Cuando una empresa que ha funcionado "razonablemente bien" comienza a experimentar tensiones de liquidez, aparecen problemas para pagar a proveedores, nóminas, Hacienda o la Seguridad Social. Según Trujillo, estas circunstancias "generan mucho estrés y ansiedad. En definitiva, el miedo y el cerebro reacciona instintivamente ante el miedo mediante decisiones impulsivas".
Esta reacción, aunque natural, puede derivar en actuaciones que comprometan el patrimonio personal o favorezcan indebidamente a ciertos acreedores. "La huida hacia adelante es una consecuencia muy común", advierte el experto.
Consecuencias legales para los empresarios
Las implicaciones de estas conductas se dividen principalmente en dos tipos: civiles y penales. En el ámbito civil, decisiones como comprometer el patrimonio personal para ofrecer garantías a acreedores o no reconocer la situación de insolvencia a tiempo pueden generar responsabilidades importantes.
"El no acudir a mecanismos para tratar la insolvencia dentro de los plazos correspondientes puede generar agravamiento de la situación y posteriormente que esta conducta sea calificada culpable", señala Trujillo. La consecuencia puede ser la llamada "cobertura del déficit", donde los administradores son condenados a pagar las deudas empresariales no cubiertas con la liquidación de activos.
En casos más graves, existen responsabilidades penales. "Favorecer a los acreedores" es un delito relativamente común, pero también aparecen conductas como ocultaciones o alzamientos de bienes. "Las consecuencias de cometer un delito, más allá de que te cargas la reputación para siempre, son consecuencias penales, económicas muy graves y, en casos graves, incluso penas de prisión", advierte el especialista.
Recomendaciones para empresarios y acreedores
Trujillo aconseja a los empresarios "no tener miedo" y buscar asesoramiento especializado ante las primeras señales de problemas. "Tomen la decisión temprana de informarse, especialmente con un experto en la materia", recomienda.
Para los acreedores, el consejo es similar: actuar rápidamente ante un impago cuando se intuyen problemas de solvencia. "Hay distintos mecanismos para mejorar las tasas de recobro de los créditos", concluye, desde forzar un concurso necesario hasta ejercitar acciones penales en casos graves.