Los países de la UE rechazan dar a la primera ministra británica garantías vinculantes que ayuden a sacar adelante la votación sobre el brexit en la Cámara de los Comunes.
Y es que la cláusula de salvaguarda para Irlanda es el principal problema.

El presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, ha señalado que está muy claro que no van a modificar nada del texto. Consideran que si pone un límite temporal a esa protección se podría crear una frontera física en Irlanda del Norte. En un folio y 5 puntos los líderes comunitarios se lo dejan claro a la primera ministra, Theresa May. Juncker espera empezar ya a prepararse para el siguiente paso: "Pensamos también que en lo referente a la relación futura, los británicos deben decirnos qué quieren, en vez de decirles nosotros qué queremos. Y por lo tanto, nos gustaría que en las próximas nuestros amigos británicos nos hagan saber a qué se atienen. Porque estamos hasta cierto punto en un debate nebuloso".

Esto quiere decir que los líderes han reiterado su firme determinación de concluir el acuerdo sobre la futura relación con el Reino Unido antes de que se desvincule por completo de la legislación europea en 2021, de forma que sea innecesaria activar la salvaguarda en Irlanda.

Los líderes de la UE subrayan que, en el caso de que este plan tuviera que ponerse en marcha, "se aplicaría de forma temporal" y la UE "pondría sus mejores esfuerzos" para negociar y concluir rápidamente un acuerdo sobre la futura relación entre Londres y Bruselas que reemplazara a la salvaguardia.

Presupuesto para el euro
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión prevén pedir hoy a sus ministros de Finanzas que diseñen un posible presupuesto para la eurozona. Una medida que busca mejorar la preparación ante posibles crisis pero que genera muchas discrepancias entre los países. También propondrán a la CE a que presente una iniciativa legislativa y esperan tener un acuerdo en junio de 2019. Este presupuesto serviría para reducir las divergencias entre los 19 países del euro y aumentar su competitividad. Esta idea ha sido impulsada por Francia y Alemania como un refuerzo de la eurozona ante futuras crisis