El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene complicado sacar adelante en el Congreso su reforma fiscal. Ya que se encontrará oposición tanto desde el lado republicano como del demócrata.

Los primeros critican que el plan puede contribuir a elevar la abultada deuda federal ante la ausencia de elementos para equilibrar las cuentas, mientras que los demócratas no ven correctas las concesiones impositivas a las rentas más altas. Según las primeras estimaciones, el plan supondría que el gobierno dejaría de ingresar 2 billones de dólares en 10 años. El director económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, espera que lo aprueben: "Tenemos una oportunidad una vez en una generación para hacer algo realmente grande, el presidente Trump ha hecho de la reforma tributaria una prioridad y tenemos un congreso republicano que quiere hacerlo, y eso es algo que con toda honestidad espero que los demócratas apoyen también, porque es bueno para el pueblo estadounidense".

Congresistas de ambas partes han criticado que el presidente no saliera a explicar su anunciada reforma y también la falta de detalles concretos en muchos puntos ya que el texto tiene sólo una hoja.

 

El plan de reforma fiscal incluye importantes recortes de impuestos para las empresas y reducción de tramos para los trabajadores

El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, asegura que se trata de uno de los mayores recortes de impuestos de la historia. Entre las medidas incluidas figura la ya anunciada reducción del 35 % actual a un 15 % en el impuesto a las ganancias corporativas, y un impuesto único a la repatriación de beneficios de las grandes empresas en el extranjero a una tasa muy competitiva, pero que no se conoce. Mnuchin dice que es una reforma para todos y no sólo para las grandes empresas: "El presidente está decidido a liberar el crecimiento económico de las empresas. Esto no es sólo para las grandes corporaciones, las pequeñas empresas y las de tamaño media serán también beneficiarias de esta tasa para los negocios. Y, como hemos dicho antes, creemos que podemos regresar al 3 por ciento o más del PIB y creemos que es sostenible en este país".

 Los tramos para los trabajadores pasarían de siete a tres. Se elimina el impuesto de sucesiones, se ofrecerían deducciones para el cuidado de niños y se reduciría al 15 % la tasa impositiva para las compañías gestionadas por su fundador, en un guiño a las pequeñas y medianas empresas. A la vez, se retira la mayor parte de las exenciones fiscales, excepto las relativas a la vivienda, obras de caridad y planes de pensiones.