(Reuters) - La primera ministra británica, Theresa May, ha instado a los parlamentarios a respaldarla en las últimas etapas de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, diciendo que las conversaciones se encontraban en su fase más difícil pese a que un pacto está cerca.

Tras enfrentar algunos de los ataques más virulentos hasta la fecha sobre sus planes para el Brexit después de no cerrar un acuerdo en una cumbre de la UE la semana pasada, May intentó calmar los ánimos en el Parlamento, donde su estrategia ha enfurecido por igual a euroescépticos y simpatizantes de la UE.

"Servir nuestro interés nacional exigirá que nos mantengamos tranquilos en estas últimas etapas de negociaciones, la parte más difícil de todas", afirmó May al Parlamento.

Los mercados financieros están sopesando la posibilidad de que May pudiera ser reemplazada como primera ministra por los rebeldes dentro de su Partido Conservador, lo que hizo caer a la libra a su menor nivel desde el 4 de octubre por debajo de los 1,30 dólares.

A poco más de cinco meses para que Reino Unido salga de la UE, las conversaciones se han estancado por un desacuerdo sobre el denominado "backstop" para Irlanda del Norte, una red de seguridad para evitar que no habrá un regreso a una frontera "dura" en la isla de Irlanda si no se logra un acuerdo dentro del plazo previsto para una futura relación comercial.

Sin embargo, el intento de May de desbloquear las conversaciones introduciendo una extensión del período de transición -en el que se mantendrá la situación actual- más allá de la fecha final propuesta en la actualidad (diciembre de 2020) ha irritado aún más a las facciones en contra y a favor de la UE en su profundamente dividido Partido Conservador.

May desechó una vez más el "backstop" propuesto por la UE denominándolo como inaceptable y presentó dos opciones: una extensión del período de transición, o un territorio aduanero temporal del Reino Unido y la UE, detallado por primera vez a principios de año.

En un intento por destacar cuánto se ha avanzado en más de un año de conversaciones con la UE, May le dijo al Parlamento que en las últimas tres semanas el Gobierno ha llegado a un acuerdo sobre todos los aspectos, desde Gibraltar hasta la seguridad.

"Tomando todo esto en conjunto, el 95 por ciento del acuerdo de retirada y sus protocolos ya están resueltos", afirmó.

Pero el acuerdo -los términos del divorcio del Reino Unido y la Unión Europea- no puede ser firmado hasta que los dos lados lleguen a un consenso sobre la gestión futura de la frontera entre Irlanda del Norte, un territorio británico, e Irlanda, país miembro de la UE.

Ambas partes están comprometidas a mantener la frontera abierta, un aspecto clave del acuerdo de paz de 1998, que puso fin a décadas de derramamiento de sangre en Irlanda del Norte.

La propuesta de la UE -que Irlanda del Norte permanezca en la unión aduanera del bloque- fue rechazada por May, ya que podría crear barreras al comercio con el resto de Reino Unido, algo descartado por un partido pro-Brexit de Irlanda del Norte del que dependen los conservadores de la primera ministra para tener mayoría parlamentaria.